La filosofía de la economía humana de Manfred Max-Neef

Rosa Patricia Quintero Barrera

Los latinoamericanos no hemos sabido cómo un científico habría administrado uno de nuestros países. Los chilenos no respondieron al llamado de Manfred Max-Neef, en las urnas de votación, cuando se postuló como candidato a la presidencia por el Movimiento Ecologista en 1993.

Su formación académica en economía, junto con sus conocimientos de música, humanidades, ecología; y, sobre todo su mirada crítica acerca  de las repercusiones del capitalismo exacerbado en la vida de los moradores de este planeta, incidió en que a lo largo de su vida construyera una teoría robusta centrada en que la economía debe estar al servicio de los seres humanos.

«Desarrollo a escala humana» es producto de un trabajo interdisciplinario realizado por un equipo de investigadores de distintos países. Parte de la reflexión de la crisis económica, social, cultural y política, o en los propios términos de los autores, resulta de una convergencia de todas ellas. Esta crisis desde lo político, significa insuficiencia de las instituciones frente a las élites del poder financiero, ausencia de fundamento ético, auge del armamentismo y falta de una cultura democrática. En lo económico incide en la mundialización de la economía y en la concentración del capital, entre otros complejos problemas que han incrementado la pobreza, la miseria y la crisis ambiental que tenemos hoy día en el mundo. Desde esta teoría, es importante tener en cuenta la confrontación de dos grandes concepciones económicas que vienen dominando el escenario: el desarrollismo y el monetarismo neoliberal. En suma, los postulados  que desarrolló en su obra son:

La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía. El desarrollo tiene que ver con las personas y la vida, no con objetos. Crecimiento no es lo mismo que desarrollo, y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento. Ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas. La economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera, por lo tanto el crecimiento permanente es imposible.

«El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos» es el postulado básico de la teoría de Max-Neef. Propende por elevar la calidad de vida, que a su vez, depende de las posibilidades que tengan para satisfacer sus necesidades. Las necesidades humanas son «finitas, pocas y clasificables», además de ser «múltiples e interdependientes», están dentro de categorías existenciales (ser/tener/hacer/estar) y axiológicas (subsistencia/protección/afecto/entendimiento/participación/ocio/creación/identidad/libertad). Las necesidades humanas son las mismas en todas las culturas y en todos los periodos históricos, la diferencia está en la manera de satisfacerlas. Lo que cambia es la elección de cantidad/calidad de los satisfactores y las posibilidades reales de tener los accesos requeridos. Desde luego, que en este contexto analítico, también influye la cultura de cada miembro, de cada sistema humano.

Max-Neef nos habla de pobrezas -en plural- porque no solo se trata del aspecto económico. El abastecimiento de los satisfactores (sinérgicos/singulares/inhibidores/pseudo-satisfactores/violadores) no es equitativo. Así, las pobrezas en conjunto representan grandes patologías «toda vez que rebasa límites críticos de intensidad y duración». Vivimos de manera frustrada y apática debido al desarrollismo y al monetarismo, que ha llevado a que la economía se haya convertido en la pseudo-religión actual, que ha naturalizado a las enormes brechas económico-sociales, entre los ricos y los pobres:

«El rescate de la diversidad es el mejor camino para estimular los potenciales creativos y sinérgicos que existen en toda sociedad. De allí que parece aconsejable y coherente aceptar la coexistencia de distintos estilos de desarrollo regionales dentro de un mismo país, en vez de insistir en la prevalencia de «estilos nacionales» que han demostrado ser hasta ahora eficientes para el enriquecimiento de algunas regiones a costa del empobrecimiento de otras. Los«estilos nacionales»están concebidos en su mayor parte con el propósito de reforzar o mantener la unidad nacional. No debe, sin embargo, olvidarse que la unidad no significa uniformidad. Puede existir una base más sólida para la unidad real cuando un cúmulo de potenciales culturales afloran libre y creativamente, contando con las oportunidades, el respaldo técnico y el estímulo para hacerlo» (Max-Neef, 1986, p. 49).

La perspectiva ética y comprometida de Max-Neef le llevó a destacarse como un activista político y ecologista. Propuso una economía disidente a la neoclásica basada en el dinero, el consumo, el individualismo, la competencia, la explotación del medio ambiente sin control. Para este importante científico la diferencia más notable entre el ser humano y los animales es la estupidez, porque para ser estúpido, se requiere de la inteligencia, «un acto estúpido consiste en hacer algo en contra de las evidencias que tú tienes» (2016). Mencionaba que la pseudo-religión imperante se vale del truco de la «externalidad», que rehuye a las responsabilidades que cada uno provocó con sus actos. Este truco, nos recuerda al Método de la no Reciprocidad Lógica de Estanislao Zuleta, que incluye al circunstacialismo y al esencialismo para explicar la naturaleza de los errores y de los fracasos cuando son propios o son de los otros.

¡Cuánta falta hace que se apliquen sus postulados en la vida y en el sistema político-económico que nos regula! Nos urge tener otra visión de la economía y contar con economistas que tengan una formación académica y ética acorde a la realidad; al respecto, en la entrevista de  la periodista Amy Goodman, a la pregunta: «Si tú estuvieras al frente de la economía ¿qué harías para evitar otra catástrofe?», el economista descalzo, contestó:

«Primero que nada, necesitamos de nuevo economistas cultos, que sepan historia, de dónde vienen, cómo se originaron las ideas, quién hizo qué y así sucesivamente. Lo segundo, una economía que entienda que es subsistema de un sistema finito más grande: la biosfera, y como consecuencia la imposibilidad de tener un crecimiento económico infinito. En tercer lugar, un sistema que tenga claro que no puede funcionar sin tomar en serio los ecosistemas. Pero los economistas no saben nada de ecosistemas, no saben nada de termodinámica, nada de biodiversidad, son totalmente ignorantes respecto a estos temas. Un economista debe tener claro que si los animales desaparecen, él también desaparecerá porque entonces ya no habrá qué comer. Pero él no sabe que dependemos totalmente de la naturaleza ¿te das cuenta? Sin embargo, para los economistas de hoy en día la naturaleza es un subsistema de la economía, ¡concepto que es totalmente absurdo!»

La filosofía de la economía humana de Manfred Max-Neef está analizada con mayor profundidad por la antropóloga Nubia Barrera Silva en su Blog Maliaoceano.wordpress.com. Les dejo con su escrito:

Partió Manfred Max-Neef, político, ecologista, escritor y Nobel alternativo de Economía


Referencias citadas

Goodman, Amy. (2013). Manfred Max-Neef: “Necesitamos economistas cultos”. Recuperado de https://www.aporrea.org/actualidad/n241937.html

Max Neef, Manfred, et. al. (1986). Desarrollo a escala humana. Conceptos,aplicaciones y algunas reflexiones. Santiago de Chile: Cepaur.

Max Neef, Manfred. (21, 03, 2016). La Economía desenmascarada: Manfred Max Neef. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=66n9v9uK_PA&t=1363s

Zuleta, Estanislao. (1980). El elogio de la dificultad. Recuperado de https://www.utp.edu.co/rectoria/documentos/el-elogio-de-la-dificultad.pdf

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