Carl Sagan: somos polvo de estrellas

Por: Rosa Patricia Quintero Barrera
20 de diciembre de 2021

Conocí a Carl Sagan en mis veinte y tantos años. Desde esa época hemos tenido un vínculo muy estrecho. Es uno de los autores instalados en el mejor lado de mi mente y corazón. Mientras en «Antropología biológica», una materia de mi carrera en la Universidad, estudiábamos la genial serie «Cosmos», disfrutaba de «El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad». Digo que la disfrutaba porque la leía motivada por el propio gusto. Cuando uno está en el rol de estudiante, toma con algo o mucho de obligación las actividades académicas. Es con el paso del tiempo que se logra comprender la lógica implícita entre los deberes que asignan los profesores y el aprendizaje.

De la mano de «Cosmos» se entiende la trascendencia de la teoría de la evolución, no en vano es considerada como uno de los paradigmas más importantes del conocimiento humano. De la obra releída por cuenta propia, se aprecia la fluidez narrativa del astrofísico que a través de los temas más cotidianos explica la diferencia entre la pseudociencia y la ciencia: La ciencia es más que un cuerpo de conocimientos, es una manera de pensar. Esta frase, nos acerca a lo valioso del método científico y a realmente aprehender aquello que estudiamos y que conocemos de manera empírica. Entre ambos tipos de conocimiento se forman las interpretaciones que construimos de los fenómenos observados y vividos.

Carl Sagan, hombre magnífico, dedicó su vida al estudio de los orígenes de nuestra especie, del planeta azul, de la Vía Láctea, del Universo. Su frase célebre: Somos polvo de estrella, se refiere justo a aprovechar la única existencia que tenemos, a lo valiosa que es la vida, a que no hay nada al morir, que en nuestros genes almacenamos la información de las generaciones precedentes y que pasarán a las venideras, que compartimos átomos con el universo.

Él se preocupó por la democratización del conocimiento científico, en el amplio sentido de lo que significan esas palabras: que no debe quedarse para las élites ilustradas, sino que debe ser de dominio público. Pensando en ello, Sagan relacionaba las características de la democracia con las de la ciencia.

Él nos motiva al escepticismo, a cultivarnos mediante la educación, a recurrir a la autocrítica y sobre todo a ser honestos. Nos invita a ser cuidadosos con los charlatanes políticos y religiosos, a tener un comportamiento y pensamiento más responsable con nuestro planeta y congéneres.

Les dejo con estos enlaces que corresponden a unos bellos e inspiradores escritos de la Física Pilar Cristina Barrera, sobre Carl Sagan.

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